Ayer, sábado sabadete, un grupo de animadas punteras del grupo de
Euskadi Knits de Ravelry, nos fuimos a ver si aprendíamos algo de ese misterioso arte del tinte natural. Las primeras cuatro (Idurre, María, Birte y esta que escribe) nos reunimos en Zumaia, donde secuestramos con consentimiento un coche y nos fuimos de "
vistas pintorescas" hasta Lastur por Itziar, intentando decidir cual de los accesos a este pueblecito es más... enrevesao.
La primera intención era ver molinos, pero acabamos así:
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María e Idurre haciendo madejas de merino, acompañadas por el gato caza musarañas. |
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Birte haciendo lo que toda buena hilandera, sobar fibra. |
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Las primeras madejas, y la bobina de lana, que sospechamos no será la primera.
Luego ya, las cuatro emocionadas que casi nos quedamos allí y se nos olvida comer, después de tirarnos al monte a cosechar helecho nuevo (para ver si conseguíamos un verde suave), bajamos andando hasta Lastur, donde después de echar un ojo al molino, y pescar a las tres y medio que nos faltaban, nos fuimos a comer. Cómimos en paz, frío y tranquilidad hasta que el comedor se vió invadido por una horda de solteros de despedida, que después de casi dejarnos sordas, nos hicieron huir a la seguridad de nuestro pequeño mundo de lanas. Y cuando llegamos nos encontramos esto:
Las dos Cármenes nos tenían preparado todo un arsenal de plantas tintoreas: en la foto, helecho joven, hojas de nogal, cáscaras de nueces (lo verde), artemisa, cáscaras de cebolla. (No se ven la rubia y las artobizarras!)
Nos enfrascamos en la tarea de terminar las madejas de merino y de mordentar las que ya estaban listas, porque aunque el tinte si agarra sin mordientes, los mordientes consiguen que los colores sean más vivos, y aguanten mejor.
Las madejas de lana en proceso de mordentado con alumbre y cremor tártaro.
Luego de picar finito lo que utilizaríamos para el tinte, y colocarnos con el olor de la artemisa, empezamos a meter las madejas mordentadas (una horita en ello), y a partir de ahora todo con fotos:
Eva, Arantxa, María y Birte, con Jose Luis, haciendo picadillo de helechos y de hojas de nogal.
Idurre ovillando como una profesional y Mertxe e Idoia haciendo madejas con el Niddy-noddy.
Las dos Cármenes preparandonos las ollas.
Todos atendiendo a las indicaciones para preparar el baño de tinte de cebolla, con las cáscaras.
¿Veis el color que dan las cáscaras de cebolla? Es una amarillo dorado precioso!
Lana teñida con cebolla (la amarilla), Cáscara de nuez (la marron) y artemisa (la verdosa).
Se podrían haber sacado más fotos, pero lo realmente interesante era trastear entre los calderos, con los tintes, tomarse una infusión de hierbaluisa hablando de que esto es el retiro espiritual perfecto para unas adictas a la lana como nosotras, o simplemente molestando al pobre gato que intentaba echarse la siesta.
Y sí, Yo también estuve allí:
Ahí, dándome con una madeja. |
Preciosa tu crónica, Miren.
ResponderEliminarGracias Mertxe!
ResponderEliminarNos lo pasamos bien, verdad?
Precioso el reportaje. Se ve que aprendisteis mucho y, encima, lo pasasteis muy bién. ¡Gracias por compartir!
ResponderEliminarTe había puesto el 1er comentario al post, pero veo que no se ha guardado, y como hoy no tengo ganas de trabajar... bueno, que me he divertido mucho con tu crónica, seguiré atenta a tu blog.
ResponderEliminarMiren, he revisado las fotos, pero solo en una se te ve, creo que eres tú, y de espaldas, una pena. Casi todas las que hice eran de objetos. De haber sabido, te habría hecho. A la próxima para que no haya duda de tu asistencia, te fotografiaré. Muxus
ResponderEliminarpero que buen ambiente y cuantas cosas aprendisteis, vaya envidia... a ver si para otra vez puedo ir yo también ^_*
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